lunes, 27 de agosto de 2012

242 Tileteops (parte II)


SEGUNDA PARTE

La nada lentamente se volvió todo blanco inmaculado,
con suelo de mármol pulido, sin cielo ni horizontes,
sólo mármol, todo blanco, apenas veteado por otros blancos aún más fríos y brillantes,
vetas blancas, que de pronto se volvieron zigzagueantes como el humo,
y entonces el piso perdió consistencia
y se hizo puro mar lactoso, infinito y ondulante,
hambriento y fatal,
que luego fue feroz, arremolinado como un gigantesco agujero negro
-pero blanco-
que me tragó y me dejó flotando en sus profundidades,
levitante como un feto astral acogido por una especie de amniótica vía láctea,
y entonces por fin todo fue cálido y hospitalario,
mis ojos apenas abiertos terminaron de cerrarse
y pude sentir como la paz vibraba cándidamente desde mis huesos,
de nuevo nadando en la nada,
de nuevo todo estaba bien…

…en ese momento, pensé “todo sería perfecto si tuviese mis auriculares”, habría pagado cualquier cosa por haber podido escuchar ahí el tema ese que encontré el otro día en You-Tube, en el que estaba Nick Cave con unos pintas haciendo un temaso de esos así súper climáticos y sentidos… ¿Cómo era que se llamaba?... era realmente muy bueno…
 
…bueno, en fin… luego, una pequeña bofetada almohadonada me sacudió la cabeza, entonces abrí mis ojos y ahí apareció él, suspendido en la misma ingravidez que yo, con sus nítidas manchas negras resaltando entre todo ese limbo luminoso. Me miró fijamente y sin dejarme salir de mi letargo agarró y me dijo:
-Martín… Hey, Martín ¿Me escuchás? _movió un poco su pata frene a mi cara como intentando comprobar mi lucidez_ Prestame atención, mi nombre es William Pier y estoy aquí porque tengo un mensaje muy importante para darte.
Yo intenté hablarle, pero fue entonces que de pronto me di cuenta de que no sólo no podía emitir ningún sonido, sino que además también empecé a sentir como todo aquel gigantesco mar comenzaba a asfixiarme, impidiéndome respirar y aplastándome con toda su inmensidad, sin arriba ni abajo, sin escape posible.
-No te deseperes, mirame y prestame atención: no te vas a morir, más bien todo lo contrario, a partir de este momento vos poseés el único Destino Alfa que queda sobre la tierra, el único de los 700 diseñados originalmente por los grandes Dioses Tileteópodos, eres el último de una larga dinastía de elegidos, y ahora está en tus manos la tarea de encausar nuevamente a los astros para que el curso natural de las cosas sea restituido, el Universo te reclama y te encomienda esta importante tarea: son 242 los Tileteops que han sido dañados y que hay que restaurar, y vos sos el único que puede…
¡PSHJFFSHHHHHHH!
Justo cuando me sentía al borde del desmayo por la falta de aire y por el agobio de toda aquella catarata de información delirante, un estruendoso sonido similar al que hacen las cisternas gigantes llegó desde la nada y con él se accionó súbitamente un sistema de desagüe que arremolinó nuevamente las aguas arrastrándome y eyectándome violentamente, dejándome, luego de un breve pero turbulento viaje, nuevamente en el piso de la habitación del hotel, ahí me desperté exaltadamente, luego del sobresalto inicial, despegué pesadamente mi rostro de la moquette y entonces sentí un terrible dolor de cabeza, al incorporarme inspeccione a mi alrededor: no había nadie, y la puerta seguía abierta… ¿Aquél episodio del oso beisbolista realmente había ocurrido?... una gran nebulosa turbaba mi mente y no me dejaba enfocarme. Me senté en la cama y puse la cabeza entre mis manos, y entonces percibí aquél gran chichón que tenía en la parte derecha de mi cráneo…
¡PSHJFFSHHHHHHH!
Nuevamente ese sonido… atontado, me quedé ahí quieto, sin atinar a reaccionar, luego de un instante caí en la cuenta y me levante bruscamente para ir corriendo hasta el baño, y entonces ahí lo encontré, nuevamente, ésta vez trepado al inodoro, con la cabeza metida ahí, estirando toda su cortedad para poder alcanzar el agua estancada con la punta de su lengua. Al oírme entrar sacó alerta su cabeza para verme. Era el mismo perro, no cabía la menor duda.
-¿William Pier?...
-Wauf!
-¿Sos vos?...
-Wauf! Wauf!

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