viernes, 24 de agosto de 2012

242 Tileteops (parte I)


PRIMERA PARTE

-Grrrrr wauf wauf grrrr wauf wauf wauf
William Pier me mira con sus típicos ojos de marsupial, con sus típicas orejas de murciélago, con su típica cara de nada, me tuerce un poco la cabeza y prosigue con lo suyo, sentadito en la ventana, inmutable, con su hocico chato y arrugado empañando el cristal, ignorándome por completo, dejándome gruñendo y ladrando solo, solo paseándome por la alfombra en cuatro patas y moviendo patéticamente mi cola inexistente, tratando de llamar su atención, tratando de que juegue conmigo… pero hace ya mucho tiempo que el pobre no hace otra cosa más que sentarse ahí todo el día, y esperar… el pequeño William sólo quiere sentarse allí, y esperar, sin que nadie lo moleste.

Ella era una prodigiosa rubia casi natural y yo casi me caigo de culo cuando la vi por primera vez, atravesada en mi camino, parada frente al espejo ubicado en medio del angosto y desolado pasillo del hotel, atándose una cola en el pelo, sosteniendo el broche con los dientes; labios rojos y vestido corto verde jade. Una mirada espejada y en cámara lenta al verme pasar a su lado le bastó para dejarme el corazón blandito como un flan. Al pasar por detrás cerré mis ojos para poder captar mejor su perfume, y luego continué, seguí mí camino sin atreverme a mirar hacia atrás, con la sensación de percibir a mis espaldas su sonrisa muda y picaresca. Avancé en silencio hasta la puerta de mi habitación y entonces sentí el sonido de sus pasos alejándose. Ella se fue y yo no pude, o no quise, atreverme a darme vuelta para verla... y luego… bueno, lo que sucedió luego sucedió así:
El cerrojo, la llave, el picaporte: la puerta abierta,
luego, una mano que me toca el hombro,
luego, yo que me doy vuelta,
luego, un oso erguido frente a mi, sosteniendo un bate de baseball,
luego, el golpe en la cabeza, mi cara rebotando en la moquette, dolor, mareo,
y las patas borrosas del oso entrando en mi habitación,
luego, todo silencio oscuro
y luego, nada.

Suena en la sala el disco Saskamodie, de Mocky, y mis pantuflas no siguen el ritmo, golpeando esporádicamente contra los arabescos de la alfombra. “Hoy es todo mucho menos turbulento que en aquellos tiempos”, me digo elocuentemente a mí mismo, mientras miro como el hielo se derrite lenta y burguesamente en mi vaso de whisky ya vacío, mientras la lluvia en el sonido del viejo tocadiscos me añeja los recuerdos… y entonces ahora la casa y todo se me antoja demasiado aburrido y monótono. Miro hacia la ventana y veo a  William Pier mirando hacia afuera, el sol lo ilumina cálidamente y le hace entrecerrar los ojos, yo me tomo ese resto acuoso que me quedaba en el fondo del vaso y con él me llevo también los dos pequeños hielos a la boca, a uno lo devuelvo a la palma de mi mano y se lo tiro a William atinándole en el rabo, él se da vuelta y me mira con la superioridad del ser respetable y maduro que es en realidad, que no está para jueguitos tontos e infantiles, yo le hago burla enarcando mi ceja y masticando el hielo bufonescamente, pero sólo consigo que él me vuelva a dar la espalda con aires de indiferencia.
-Grrrrrrrrrrr, le gruño yo
Él eructa apagadamente sin dejar de mirar hacia afuera.
Atrás, yo le saco la lengua burlonamente, y entonces finalmente decido recostar mi resignada cabeza en el respaldo del sofá, y me pongo a mirar girar las aletas del ventilador de techo, más tarde  el vaso se me cayó de la mano, pero para ese entonces yo me había quedado dormido.

2 comentarios:

  1. Yo pensé que no era un hombre de pantuflas Mameluco. Estoy perdiendo percepción.
    También pensé que era un espécimen de ginebra, no de whisky. Mala mía.
    Sin embargo, tengo que balancear todo este descorazonamiento, asi que le dejo este video: http://www.youtube.com/watch?v=cPaAkn1rFS8 .

    Le tiro un beso por el aire y revoleo un poco las pestañas para usted.

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  2. No soy hombre de pantuflas sólo porque todavía no he encontrado las adecuadas para mi, en cuanto vea unas con formas de patas de oso, dé por sentado que no voy titubear en comprármelas. La ginebra es lo más grande que hay, pero un buen jameson de vez en cuando también tiene su lugar.
    Con respecto a lo del video, he de confesar que me ha cautivado profundamente, y se me ocurre que a usted quizás también le interese este otro video

    http://www.youtube.com/watch?v=nDLrpG0DCqI&playnext=1&list=PLAA73012D1F159EA9&feature=results_main

    Con burbujas y todo

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