miércoles, 30 de noviembre de 2011

Poema del día de ayer


Mañana voy a sentarme al sol a comer mandarinas,
así que por favor
no me rompan los huevos,
tápenle de talco la laringe a esa pendeja parlanchina
y déjenme tranquilo,
escuchando solamente el sonido de mis tripas
y mi mente en blanco en los altoparlantes del silencio,
o de lo contrario,
algún pajarito negro y gruñón que haga nido en mi cabeza
y que me ladre al oído viejas baladas bluseras;
o sino cualquier otra cosa que me haga sentir un poco mejor:
chocolate, pistachos o morrones al escabeche;
da igual:
de todos modos ya no creo en Dios,
ni tampoco pretendo que él crea en mi.

Mañana voy a chapotear bajo la lluvia como cuando era niño.
No puedo recordar dónde dejé mis pastillas para la memoria:
los bolsillos siguen vacíos
y sólo me queda la sensación de haber sido feliz ayer.

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